Felix Jimeno

Un practicante de principios del siglo XX. ¿Quieres conocer sus secretos?

Nunca se te ocurriría ir a una peluquería a ponerte una inyección o decirle a un peluquero que ayude a nacer a tus hijos y te saque una muela ¿verdad?

Pues durante siglos las profesiones de barbero, practicante, comadrón y “saca muelas” fueron ejercidas por la misma persona no sólo en España, sino en el mundo entero, como así lo atestigua el libro “El Médico” de Noah Gordon.

¿De dónde viene esta curiosa asociación de trabajos hoy tan diferenciados?

Nadie lo sabe, pero fue así desde tiempos remotos y por muchos siglos.

En este artículo conoceremos un poco cómo fue la vida de uno de aquellos practicantes.

¿Quién era Félix Jimeno?

Félix Jimeno – Practicante

Seguramente, poco se imaginaba Sandalio Jimeno en 1895, cuando se graduó en la Universidad de Zaragoza como practicante-comadrón que terminaría trabajando, casándose y pasando el resto de su vida en Torrelapaja, a pesar de ser natural de un cercano pueblo soriano, Carabantes.

Llegó a Torrelapaja para ejercer su profesión y allí encontró el amor. Se casó con Vicenta Ibáñez y, de su unión, en 1901 nació su hijo Félix, que, como él, dedicó toda su vida a ese mismo oficio.

El tío Félix era funcionario del Estado, ejerciendo, en un principio, como practicante titular de Torrelapaja, Berdejo y Bijuesca. En estos dos últimos pueblos había normalmente practicantes interinos que aliviaban la carga de trabajo del practicante titular.

Uno de estos practicantes interinos de Berdejo fue Evaristo Rubio.

Como ya hemos visto en otras ocasiones, como por ejemplo el post “San Millán une de nuevo a Torrelapaja y Berdejo, dos lugares y un concejo” los habitantes y descendientes de Torrelapaja y Berdejo nos vemos indisolublemente unidos por una historia común, lazos familiares y de amistad hasta incluso en nuestros días.

Funciones propias de la profesión

Ser practicante en el siglo XX y anteriores implicaba asistir a las parturientas en los partos, es decir, llevaba asociado también el oficio de comadrón.

Suponía poner inyecciones, curar heridas, diagnosticar y recetar todo tipo de enfermedades y además cortar el pelo y afeitar en lo que hoy denominaríamos una peluquería masculina.

Todas estas funciones iban implícitas en el cargo.

Félix JImeno en la procesión de la Virgen de Fátima

Alguna anécdota curiosa

Con tan sólo 19 años, el tío Félix asistió su primer parto.

Su padre, Sandalio, le llevó consigo para que tuviera la oportunidad de poner en práctica en la vida real todo lo aprendido en la universidad.

No tuvo que ser un parto fácil, pues venían al mundo dos criaturas, aunque eso tuvieron que averiguarlo in situ al explorar a la parturienta sin métodos tan avanzados y necesarios como las ecografías que tenemos hoy en día.

Cuando el practicante de Berdejo faltaba, debía de sustituirlo el de Torrelapaja, como pasó en cierta ocasión cuando hubo en el pueblo vecino gran número de enfermos de fiebres maltas.

Esta enfermedad era producida por el contacto con cabras y causante de grandes dolores.

Lo curioso era que el alivio de unos no servía para otros, por lo que era muy complicado acertar con la cura adecuada. Si bien es cierto que el sol era una buena terapia, por norma general.

Fueron años de mucho trabajo, ya que estaban haciendo la vía del ferrocarril Santander-Mediterráneo, línea que fue inaugurada el 21 de octubre de 1929.

Había muchos heridos a consecuencia de desprendimientos y golpes con piedras procedentes de explosiones y objetos contundentes como hierros y maderas, tanto de la construcción de la línea férrea como del trabajo en la mina de carbón de Torrelapaja.

Era tal la cantidad de heridos que el tío Félix se vio desbordado y tuvo que pedir ayuda al tió Antonio, peluquero en Calatayud con sus hermanos, e hijo de practicante, que permaneció como ayudante suyo durante varios meses.

Félix Jimeno vivió y trabajó durante toda su vida en la Casa de San Millán, tal y como comenté en el post “Vivir en un palacio Renacentista, una experiencia inolvidable”.

En la que se llamó “habitación del Portus” curaba a la gente y en la famosa barbería estaba la peluquería. Allí se reunían los hombres del pueblo para hablar de sus cosas: de cuando iban a las ferias y lo que hacían los feriantes o sobre cómo hacían parecer más jóvenes a los machos viejos a la hora de venderlos, …

Sí, en la barbería del tío Félix se celebran reuniones y se hacían pactos, más o menos importantes.

Gracias informantes y colaboradores

Conociendo los lugares mencionados y retrotrayéndose un poco en el tiempo, no es difícil imaginar las aventuras y desventuras del tío Félix.

En otros muchos pueblos de la geografía española también hubo practicantes abnegados que trabajaban de día y, en muchas ocasiones, también de noche, velando por el bienestar de sus convecinos, como mi tío-abuelo Andrés García, que durante muchos años fue practicante en Malanquilla, pueblo cercano a Torrelapaja.

Hoy quiero dar las gracias a Pilar Jimeno, que con sencillez y su buena memoria, me acercó mucho más la figura y profesión de su padre e hizo posible que escribiera un breve relato sobre una ocupación ya extinta, pero con gratos recuerdos para nuestros antepasados.

¡Deja tu comentario!

Si tú también quieres hacer visible la profesión de algún familiar cercano, anécdotas de días de fiesta o, simplemente hacer notar las diferencias de cómo era la vida cuando eras niño y ahora, no lo dudes, deja tu comentario y me pondré en contacto contigo para sacarlo a la luz.

¡No podemos olvidar lo que fuimos o lo que fueron e hicieron quienes nos precedieron. Nos guste o no, su vida marcó lo que somos ahora!

2 comentarios en “Un practicante de principios del siglo XX. ¿Quieres conocer sus secretos?”

Deja un comentario